Esta estrategia se resume en una sola frase: los viernes, no se tiene que ir con corbata a la oficina, una medida cada vez más popular al haberse comprobado que la libertad de indumentaria en el trabajo puede incrementar la productividad hasta en un 45%.
El Casual Day llega a su apogeo con el auge de las punto.com (1995-2000), empresas en las que lo casual se amplia a toda la semana (Casual Wear) acabando por derivar en un 'todo vale' (hay estudios en los que se concluye que las mujeres tendían a mostrar demasiada piel y los hombres a utilizar ropa arrugada y sin planchar) que acabaron cortando de raíz los departamentos de Recursos Humanos.
Así, surge el Business Casual, un estilo con restricciones para ir a trabajar arreglado pero informal. Hay empresas que tienen un código más o menos rígido y otras que dejan la decisión en manos del buen juicio del trabajador. Una medida algo conflictiva ya que el buen juicio estético de una persona de veinticuatro años tiene poco o nada que ver con el de una de cincuenta. En líneas generales el Business Casual aboga por un aspecto limpio y decoroso y las prendas más vetadas suelen ser:
- Los Blue jeans en general
- Blue jeans desgastados, rotos, rasgados...
- Las camisetas sin cuello o de tirantes
- Los pantalones cortos y las minifaldas
- Prendas que dejen ver la ropa interior, en especial los tanga
- Las gorras, zapatillas de deportes, chanclas o sandalias
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