Boris Spaski y Boby Fischer (1970) |
Partiendo de la máxima de que no hay que rehusar a los desafíos, pero tampoco hay que ser un 'jugador', como norma general, conviene evitar:
- situaciones que no prometen gran cosa aunque el riesgo sea muy pequeño
- situaciones en que las que el riesgo es excesivo, porque lo que uno quiere es triunfar.
- confiamos en nosotros mismos
- estamos dispuesto a poner en juego toda nuestra capacidad para incrementar al máximo nuestras probabilidades de éxito
- sabemos evaluar con realismo los riesgos y nuestra capacidad para influir en dichas probabilidades
- consideramos los riesgos desde el punto de vista de las metas que nos hemos propuesto.
Antes de tomar la decisión de asumir o no un riesgo, conveniene responder una serie de preguntas:
- ¿Vale la pena correr este riesgo para alcanzar el fin que me he propuesto?
- ¿Cómo puedo reducir el riesgo en la mayor medida posible?
- ¿Qué información me hace falta antes de asumir el riesgo?
- ¿Con qué recursos humanos y de otra índole sería posible reducir el riesgo y alcanzar el objetivo?
- ¿Es éste un riesgo de envergadura?
- ¿Cuáles son mis temores ante este riesgo?
- ¿Estoy verdaderamente dispuesto a no escatimar esfuerzos para alcanzar el objetivo?
- ¿Qué es lo que conseguiré si corro este riesgo?
- ¿Qué preparativos tengo que hacer antes de asumir el riesgo?
- ¿Cómo podré determinar en términos cuantitativos si he alcanzado mi objetivo?
- ¿Cuáles son los obstáculos principales para conseguir mis fines?
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