- ¡Otra vez un bocadillo de chorizo! ¡Van cuatro días seguidos comiendo lo mismo! Y, además, no me gu
sta el chorizo!
- ¡Tranquilo, hombre! - le decía uno de sus compañeros - Tú vas y le dices a tu mujer que te haga un bocadillo de otra cosa.
- ¡Qué mujer ni que niño muerto! - replicaba el otro - ¡Si yo mismo me preparo los bocadillos!.
- ¡Tranquilo, hombre! - le decía uno de sus compañeros - Tú vas y le dices a tu mujer que te haga un bocadillo de otra cosa.
- ¡Qué mujer ni que niño muerto! - replicaba el otro - ¡Si yo mismo me preparo los bocadillos!.
En muchas ocasiones, el peor enemigo de uno es uno mismo.
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