En el año 2020 hicimos un taller sobre el micromachismo en la asignatura de Teoría de la Información, que se imparte en el segundo curso del grado de Publicidad y Relaciones Públicas. Los resultados de esta experiencia docente fueron tan interesantes que decidimos preparar un artículo: El micromachismo, una asignatura pendiente en la universidad que ha sido publicado en la revista Aula de Encuentro. Aquí os dejamos algunos fragmentos del artículo:
Resumen
Este artículo parte de la inquietud docente de fomentar el pensamiento crítico a través del conocimiento cooperativo en el aula. El objetivo es presentar, como experiencia docente, un taller piloto que pueda ser utilizado para trabajar en el aula el tema del micromachismo (mM). Se muestran los resultados de una encuesta realizada por 100 estudiantes universitarios una vez finalizada la actividad. Para la inmensa mayoría, trabajar el tema del mM había sido de gran utilidad para sus vidas y, tras realizar el taller, eran mucho más conscientes de cómo se hablaba en su entorno y de cómo hablaban ellos mismos. La experiencia confirma la conveniencia de visibilizar el mM en la universidad y ofrece información que puede ayudar a combatir su presencia en el entorno educativo.
¿Qué es el micromachismo?
Término acuñado a finales de los años noventa por Luis Bonino que hace referencia a aquellos comportamientos suaves y de muy baja intensidad asociados a los mandatos culturales de la feminidad, que son aceptados inconscientemente y que acaban sometiendo a las mujeres de manera silenciosa (Bonino, 1999, 2008). Se trata de comportamientos aprendidos en la infancia y compartidos por la mayoría de las personas (Castañeda, 2002; Limone, 2003) que no tienen por qué estar asociados con la mala voluntad, la intencionalidad y/o la planificación deliberada (Movimiento por la Paz, 2011).
El verdadero peligro de este fenómeno, también denominado violencia simbólica (Bourdieu, 2012) o sexismo benevolente (Glick y Fiske, 1996), radica en una invisibilidad que los hace pasar inadvertidos y que complica o imposibilita su cuestionamiento y erradicación (Glick y Fiske, 1996; Sau, 2001; Moya y Expósito, 2001). De ahí que Magli (1993) los incorpore a la categoría de los inadvertidos culturales, sobre todo para las mujeres, al ser considerados como algo normal e incluso natural (Bourdieu, 2012). Por lo anterior, identificarlos y reconocerlos para desnaturalizarlos es la mejor forma de luchar contra ellos (Freire, 1979). En este sentido, la teoría feminista destaca la necesidad de tomar conciencia de las propias experiencias vividas y de deconstruir los discursos esencialistas (Barffusón et al., 2010), resultando efectivo “provocar a los jóvenes” e “infundir dudas en los alumnos acerca de la imagen que tienen de sí mismos y acerca de la sociedad a la que pertenecen” (Rorty, 2005, p.123).
Discusión y conclusiones:
En este estudio se analizan los resultados del cuestionario realizado tras finalizar un taller piloto sobre mM. Los objetivos son comprobar la utilidad y pertinencia del taller diseñado, además de describir la manera en que los estudiantes perciben la utilización de mM en su entorno más cercano.
Con respecto a la aceptación y utilidad del taller, se observa que ha ayudado a los estudiantes a reflexionar sobre el mM y que, tras su realización, son más conscientes de cómo se habla en su entorno, sobre todo las mujeres. Los estudiantes fundamentaron la utilidad del taller en la capacidad que había tenido para agitar sus conciencias: “He sido consciente de problemas que pasan a diario a los que nunca he dado importancia”; “Trabajo muy acertado, aunque duela ser conscientes de la realidad aún machista en la que vivimos”. Uno de los aspectos que ha influido en este resultado ha sido el hecho de haber consensuado con los estudiantes la temática del taller (Kuchynka et al., 2017) y haber evitado cualquier intervención que pudiera provocar la negación defensiva del problema (Shields et al., 2011 y Zawadzki et al., 2014). Lo sensible y polémico del tema queda refrendado en frases como: “Mucha gente aún prefiere no meterse en temas polémicos para no perjudicar su imagen”; “Para que todos escuchen es sumamente importante no atribuir el feminismo a ninguna ideología política porque entonces lo único que logramos es que la gente se aleje de él”.
Los datos también indican que esta actividad les ha servido para fomentar el pensamiento crítico sobre un tema del que antes no eran del todo conscientes: “No somos conscientes. Sin darnos cuenta cantamos canciones que tienen un trasfondo machista”; “Están tan arraigados en la sociedad que prácticamente ni nos percatamos”; “Incluso yo, que me considero una persona feminista y en contra de cualquier tipo de machismo, los utilizo sin percatarme de su significado real”. Además, el taller también ha ayudado a modificar actitudes ya que, tras su realización, un 69% intenta evitar mucho o bastante ciertas expresiones.Las mujeres se ven significativamente más afectadas por el mM que los hombres (p=.019), de ahí el esfuerzo que se debería hacer para mitigar sus efectos dentro y fuera del aula (Vescio et al., 2005; Dardenne et al., 2007; Lane et al., 2012; Kuchynka et al., 2017; Barnes et al., 2019; Hamilton y Dehart, 2020). A este respecto, resulta reveladora esta aportación de una estudiante: “Es horrible aguantar día a día estas situaciones, y ojalá viera todo el mundo desde nuestros ojos lo que aguantamos, por eso todas juntas debemos luchar por cambiarlo”. Así mismo, las mujeres se muestran significativamente más permeables que los hombres ante este fenómeno (Bourdieu, 2012; Moral y Ramos, 2016; Marín y Rodríguez, 2019). Cabe destacar que, aunque todos reconocieron utilizar mM, los hombres los usaban significativamente menos que las mujeres (p=.036), pudiendo encontrarnos ante un caso de rol victimario que incita a eludir cualquier responsabilidad o culpa (Freire et al., 2017).Por último, destacar que el 70% calificó el taller de muy útil para sus vidas y el 20% de bastante. El compromiso de los estudiantes con la actividad también quedó reflejado con el elevado número de cuestionarios cumplimentados (93.3%) y las observaciones realizadas al respecto: “He sido consciente de problemas que pasan a diario a los que nunca he dado importancia”; “Trabajo muy acertado, aunque duela ser conscientes de la realidad aún machista en la que vivimos”.
Con respecto al segundo objetivo, describir la manera en que los estudiantes universitarios perciben la utilización de mM en su entorno más cercano, los resultados indican que el mM está presente en todos los ámbitos de la vida de los estudiantes y que los que perciben con más frecuencia son los de rol de género (M=3.03), seguidos del lenguaje sexista (M=2.59) y la hipersexualidad (M=2.40) (Peralta et al., 2019), no habiendo diferencias significativas entre sexos. El entorno en el que se perciben mM con más frecuencia es el colegio/instituto (M=3.01) seguido del grupo de amigos (M=2.61), la familia (2.32), la pareja (2.05) y, por último, la universidad (M=2.22). Dentro de los contextos comunicacionales, la música representada por el reggaeton y el hip hop latino es, con diferencia, donde se detectan más mM (M=4.76) habiendo una diferencia significativa por sexo (p=.004). Esta diferencia también se observa en el humor (M=4.19; p=.000) y en los programas de televisión tipo infoshow (M=3.84; p=.020). Los contextos comunicativos con menor percepción de mM son las series actuales de televisión (M=3.74), las películas actuales (M=3.32) y, por último, la publicidad española actual (M=2.99).La principal limitación de este trabajo radica en que la muestra con la que se ha trabajado no está equilibrada respecto a la variable sexo (70% M y 30% H), hecho que se justifica por la distribución de los alumnos en el Grado de Publicidad en las universidades españolas. Como futura línea de investigación se propone la realización del mismo taller en grupos de diferente conformación -más masculino y paritario-.A modo de conclusión señalar que los resultados refuerzan la necesidad de trabajar el mM en el entorno universitario. En este sentido, se demuestra la eficaciadel taller formativo integrado en una asignatura, algo que no resulta difícil si se tiene en cuenta la universalidad del fenómeno y, consecuentemente, la relativa facilidad de incorporar su estudio en multitud de temáticas. No obstante, y como apuntaron los estudiantes en sus reflexiones finales, no es fácil que desaparezcan expresiones tan arraigadas e invisibles como los mM y parte de la solución es informarse, conocer y visibilizar el fenómeno, ya que, como señaló una participante del taller, “Cuando algo no tiene nombre es como si no existiese, el primer paso para combatirlos es nombrarlos”.
¿Cómo citar este artículo con el sistema Harvard-APA?
Ávila Rodriguez-de-Mier, B. y Marín-Palacios, C. (2022). El micromachismo, una asignatura pendiente en la universidad. Aula de encuentro, 24(2) 96-119. doi.org/10.17561/ae.v24n2.6543
Fuente recomendada: Blog micromachismos Diario.es